Las estufas de leña como combustible son una solución barata y ecológica para calentar nuestros hogares, proporcionan un calor muy agradable con gran rapidez y con un coste más bajo que con otros métodos como puede ser el gasoil o el gas natural.

Al adquirir una estufa de leña compruebe que sea su fabricación haya sido certificada conforme a las normas CE. Ese certificado es la garantía de que todos sus componentes han sido fabricados siguiendo las normas de seguridad en vigor.
Además, si no tiene claro cómo realizar su instalación es mejor que no lo intente, en el mejor de los casos puede dañar su estufa o algo peor, provocar un accidente por intoxicación de monóxido de carbono, así que póngase en manos de profesionales.
Si decide hacerla ud. mismo, asegurese de seguir las instrucciones precisas del fabricante y recuerde que las estufas de leña y carbón deben tener una separación mínima de 90 centímetros con cualquier superficie que pudiera ser combustible.
Una norma que debe seguir siempre para evitar accidentes y alargar la vida de tu estufa es no usar nunca utilizar combustibles líquidos, como mucho una pequeña cantidad para iniciar la combustión, pero nunca como combustible único y directo ya que no están diseñadas para ello.

Como cualquier aparato de calefacción, las estufas de leña necesitan de un mínimo  mantenimiento, por ello mantenga limpio y libre de obstrucciones tanto la entrada de aire como la salida de humos. Recuerde de vaciar de cenizas el receptaculo a tal efecto para que tire bien.
Si no puede o no sabe cómo limpiarla es mejor que confíe esa tarea en un profesional que le realice una revisión profunda para verificar que todos sus componentes están en perfecto estado. No escatime en seguridad de su casa ni la de su familia.
La mayoría de los accidentes se podrían evitar con una de esas revisiones periódicas profesionales, una al menos cada 2 años.
Si lo hace con una caldera de gas o de gasoil, ¿porqué no hacerlo en su estufa de leña?. Una comprobación de las rejillas de ventilación en la habitación y las tomas de aire de la instalación pero sobre todo la correcta estanqueidad de la zona de combustión en cuanto a gases de la misma.
Esa pequeña revisión periódica le puede ahorrar un serio disgusto.

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